jueves, 12 de junio de 2014

DESPUÉS DE LA TORMENTA (Y IV): El lenguaje no verbal

Por último, me fijo (y también trabajo), en el lenguaje no verbal. Los gestos, las forma de mirar, caminar, el movimiento de los brazos y las manos....


Parece un cliché, pero al escenario hay que subirse sonriendo. No se trata  tanto  de "enseñar los dientes"  como decía cierta tonadillera famosísima, sino de de aparentar tranquilidad y sobre todo comodidad ante la idea de actuar en público. Hay muy pocos artistas que salen a escena sin nervios, y muchos de nosotros incluso temblamos. Ante semejante panorama, Cómo podemos gestionar ese estado de desazón sin que afecte a nuestro desempeño?



Por mi estado físico y por sus efectos sobre el sistema nervioso practico yoga. Si hay algo que me ha enseñado, es a "acoger el esfuerzo", es decir, a aceptar cuando practico una Asana complicada para mi el desgaste físico. No fuerzo, no voy más allá de mi capacidad, simplemente me esfuerzo tanto como la respiración me permite, y una vez en ese punto, respiro profundamente y procuro relajarme todo lo que puedo.



Voy a contar un secreto : Siempre tiemblo cuando canto en público, sin excepciones, siempre. Qué hacer entonces? Ante todo no te lo niegues. El error más común que puedes cometer es tensar el cuerpo intentando que ese temblor no se note. Creeme, temblarás más y encima cantarás peor, porque al tensarte  también cierras la garganta.


Lo mejor, lo único que puedes hacer es aceptar que estas temblando y disfrutarlo. Ya sé que parece imposible, pero creedme, es la única forma de llevar bien una actuación.
Recuerdo una vez que estaba interpretando el "Apres un reve" de  Fauré. De pronto me puse a temblar, y de forma totalmente inconsciente e involuntaria empecé a bailar. Movía los brazos y las piernas como si realmente estuviera viviendo en un sueño. Bajé del escenario pensando qué demonios me había pasado.... Cuando vi el vídeo me llevé la inmensa sorpresa de verme simplemente "interpretando" la canción. Ni rastro de tooodo el revoltillo nervioso que pensaba que se me había apoderado. Desde entonces, en la preparación de las piezas que tengo que cantar siempre incluyo la correspondiente "coreografía".

Y en dicha coreografía trabajo la expresión del rostro, la mirada, como mover los brazos, como pasearse sobre el escenario, cuando miraré al infinito, o a alguien del público o al cielo....


Parece que no, pero preparar una actuación es mucho más trabajoso de lo que parece. Lo que ocurre es que si te dedicas a esto de forma ocasional o amateur, no solemos pararnos a pensar en estos detalles y luego lo pagamos... Con más nervios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario